
Las cuentas electorales de Alberto Fernández son fáciles de explicar: para ganar los comicios de octubre, y soñar con la reelección en 2023, necesita recuperar el voto blando que apoyó al Frente de Todos desilusionado con Mauricio Macri. Y el Presidente cree que ese porcentaje del padrón -18 por ciento- puede regresar en un número importante si funciona la vacunación contra el COVID-19, suben los salarios y las jubilaciones, y acuerda una paz política con los sectores más dinámicos de la economía que estuvieron bajo fuego durante los dos mandatos de Cristina Fernández de Kirchner.
El viernes llegarán desde Moscú a Buenos Aires 400.000 dosis de Sputnik V, está previsto que arriben 380.000 dosis de la vacuna AstraZeneca-Ofxord fabricadas en la India, y un millón de dosis de la vacuna china Sinopharm cuando complete la información científica que adeuda a la ANMAT para obtener su autorización legal. Es decir, si no hay inconvenientes de última hora, el Gobierno dispondrá en marzo de 1.780.000 dosis para fortalecer su plan nacional de vacunación.
Alberto Fernández puede en soledad comprar vacunas y cerrar acuerdos políticos con los sindicalistas, pero será una negociación compleja lograr que los salarios le ganen a la inflación y que no se deslice el precio de los productos básicos de la canasta familiar. Con la negociación y los gestos políticos pretende recuperar al voto blando que perdió en trece meses de gestión. Una aspiración con final incierto.